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El timo del Castillo de San Sebastián y su abandono literal por parte de las Administraciones.

Durante años se nos vendió a bombo y platillo, el Castillo de San Sebastián ya era para el pueblo y se iba a realizar una gran restauración del mismo para que fuera el emblema del Bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812. Desde el Ministerio de Medio Ambiente y el gobierno se anunció un presupuesto que superaba los 40 millones de euros para su rehabilitación, pero que finalmente quedaron en la no despreciable cantidad de 15 millones de euros. 

La rehabilitación quedaba a medio hacer y se había actuado principalmente en la avanzada, arreglando las Casamatas que a partir de ahora tendrían un gran uso expositivo. Además se habían creado dos salas auditorios, equipadas hasta las trancas de las últimas tecnologías. Su apertura se anunció a bombo y platillo. 

La exposición los rincones perdidos y los conciertos de la libertad serían lo principal que se haría en el 12.  Además se habían creado espacios destinados a la hostelería. La rehabilitación del Castillo se haría poco a poco, fase por fase igual que lo que quedaba de la avanzada. Todo parecía indicar que el Castillo tendría un uso preponderante en la ciudad, y que los gaditanos con el tiempo, estaríamos agradecidos a la preservación de nuestro patrimonio y su puesta en valor, ya que era una asignatura pendiente desde hacía muchísimos años.

Pasaba el año del bicentenario y lo que iba a ser el emblema se quedaba en agua de borrascas. El castillo seguía sin función.  En Septiembre de 2012 se abrió para mostrar al público las obras durante una semana.

Conciertos para la Libertad en un lugar sin una salida de emergencia clara, empezaron a preocupar a la población, que ya veía como se ralentizaba todo y es que el Castillo había pasado a un segundo plano después de pasar el año que debía ser el principal para su recuperación.

Ni exposiciones ni usos a las casamatas. hasta la exposición en marzo de Americádiz, una buena exposición que se situó en las casamatas. Pocos usos más hasta la fecha, Salón Manga y conciertos, y bueno, un uso sí realmente atractivo que es desde hace unos años la instalación del Labimar por parte de la Universidad que es la que da realmente valor al interior del fuerte. 

Desde hace unos años, el Castillo abre, sí, sin luz, medio en ruinas y con el único aliciente de ver una puesta de sol en la Caleta. El interior sigue estando abandonado, sin uso, sin sentido, mientras se agolpan en una habitación los paneles de aquella exposición de 2013. 

Las letrinas se caen, las casamatas tienen humedad, las salas de usos múltiples  y el auditorio empiezan a tener los síntomas del no uso. El propio castillo acumula escombros en lo que fue su capilla.

Nada hace presagiar nada bueno, pues sabemos que el equipo de gobierno conoce la situación, y de momento, ni se plantea actuar ni usar el castillo, porque según los responsables, no hay dinero para el uso de las Casamatas, ya que no hay dinero para contratar a nadie para vigilar una posible exposición que explique la historia del Castillo. 

En una visita, encontramos los dos leones que flanqueaban la puerta tirados en un cuarto, y tras una reclamación pública fueron sacados y llevados al Castillo de Santa Catalina donde se exponen junto a una pila también de la capilla del Castillo de San Sebastián y la Virgen del Buen Viaje, también del fuerte de San Sebastián. 


Las garitas se desgarran y no se plantean más excavaciones, siendo la última en importancia la que realizara Gemma Jurado, donde se descubrieron indicios de ocupación fenicia.






La impotencia ante la insistencia desde mi Asociación (ADIP) de dotar de uso práctico con una
inversión mínima al Castillo, nos hace prácticamente darlo por perdido a corto plazo. Y por eso, llegamos al punto de exigir vuestra colaboración divulgando la realidad de lo que acontece, para que vosotros juzguéis y penséis cómo se debe llevar a cabo la exigencia de la puesta en valor.

Cientos de miles de personas entran al año en el Castillo, preguntándose por qué, el gobierno y el Ayuntamiento de Cádiz tienen abandonado uno de sus edificios más emblemáticos. Y la historia continúa.


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